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Dios es Amor:
Los saludo deseando que ustedes y sus familias se encuentren muy bien, al igual hago extensivo un saludo por parte de nuestro Párroco Héctor Carabantes, iniciamos nuestras actividades del día de hoy encomendándonos a Dios arrepintiéndonos sinceramente de todos nuestros pecados, con la oración "yo confieso".
Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días, comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo.
También cabe decir que la liturgia considera el Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de resurrección, toda una celebridad junta llamada "Triduo Pascual".
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo. La Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. La Cuaresma es un camino hacia la Pascua, que es la fiesta más importante de la Iglesia por ser la resurrección de Cristo, el fundamento y verdad culminante de nuestra fe. Es la buena noticia que tenemos obligación de difundir.
En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
El ayuno y la abstinencia en la Cuaresma
- El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día.
- La abstinencia consiste en no comer carne.
- Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
- La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad.
- Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
- El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.
Cómo vivir la Cuaresma
1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome.
2. Luchando por cambiar yo mismo.
3. Haciendo sacrificios.
4. Haciendo oración.
Dios nos da la libertad para dirigir nuestra vida hacia el bien. SER LIBRES ES:
- amar, compartir,ayudar, servir.
- ser paciente, amable.
- comprender a los demás.
- ser capaz de perdonar.
- oponerse a las injusticias.
- ser capaz de dialogar.
- vencer las dificultades.
PECADO es romper la comunión con Dios y con los demás. Es elegir una vida en contra del Reino, por ejemplo:
- sentir odio, celos, envidias;
- ser flojo, enojón, mentiroso;
- sentir indiferencia ante los problemas de los demás.
Dios nos ama y nos perdona a pesar de nuestras faltas y de que nos olvidamos de Él. Nuestro Dios está siempre dispuesto al perdón, es fiel y lleno de misericordia, quiere destruir y vencer al pecado. Para el Señor, perdonar no significa solo eliminar el pecado , sino más bien, hacer al hombre capaz de amar y de cumplir su voluntad.
- El señor nos invita a reconocer nuestros pecados, nuestras faltas de amor. Es importante darse cuenta, que nuestra vida, no es como la quiere el Señor.
- El Señor nos invita a confesar nuestros pecados y acoger el perdón de Dios, a través del Sacramento. En el sacerdote que escucha nuestra confesión, encontramos a Jesús, que nos absuelve y perdona.
- El Señor nos invita a convertirnos y a manifestar el propósito de ser más fieles a Jesús, de cambiar nuestra vida. Cada vez que recibimos el sacramento de la Reconciliación, que es un don de paz y de gracia de parte de Dios, nuestra vida vuelve a tener más esperanza.
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